viernes, 15 de mayo de 2015

El derecho a un planeta vivo

Por Derrick Jensen. Escritor y activista ambiental.
(Traducción por Juan Pablo Plata. Declaración enviada hace un tiempo por Jensen a los manifestantes de  Occupy Wall Street. Documento original en www.occupiedmedia.us)
Sostenemos que estas verdades son evidentes:
Que el mundo físico y real es la fuente de nuestras propias vidas y las vidas de los demás. Un planeta debilitado es menos capaz de sostener la vida, humana o de otro tipo.
Así pues, la salud del mundo real es primordial y más importante que cualquier sistema social o económico, ya que todos los sistemas sociales o económicos dependen de un planeta vivo.
Es evidente que valorar un sistema social que daña la capacidad del planeta para sustentar la vida en la vida misma, es estar fuera de contacto con la realidad física.
Cualquier forma de vida basada en el uso de recursos no renovables es, por definición, insostenible.
Cualquier forma de vida basada en la híper-explotación de los recursos renovables es, por definición, insostenible: si, por ejemplo, menos salmones regresan cada año, al final no habrá ninguno. Esto significa que una forma de vida sostenible no debe perjudicar a las comunidades nativas: praderas nativas, bosques nativos, la pesca originaria y así sucesivamente.
El mundo real es interdependiente, de manera que el dañar los ríos daña a los seres humanos y a los no humanos cuyas vidas dependen de estos ríos; perjudicar a los bosques y praderas y a los humedales que rodean a estos ríos, perjudica a los océanos en los que estos ríos fluyen. El daño hecho a las montañas daña los ríos que fluyen a través de ellos. El daño hecho a los océanos perjudica a todos los directa o indirectamente conectados con ellos.
No se puede discutir con la física. Si usted quema combustibles basados en carbono, el carbono entra en el aire, y esto tiene efectos en el mundo real.
Esa creación y liberación de sustancias tóxicas en el mundo envenena a los humanos y a los no humanos.
A nadie, por muy rico o poderoso, se le debe permitir crear venenos para los que no existen antídotos.
A nadie, por muy rico o poderoso, se le debe permitir crear porquerías que no se pueden limpiar.
A nadie, por muy rico o poderoso, se le debe permitir destruir lugares que los humanos o no-humanos necesitan para sobrevivir.
A nadie, por muy rico o poderoso, se le debe permite llevar a las culturas humanas o especies no humanas hacia la extinción.
La realidad supera a todos los sistemas de creencia: lo que usted cree que no es tan importante como lo que es real.
En un planeta finito no se puede tener una economía basada en el crecimiento o que requiere de este. Por lo menos no se puede tener uno así y esperar después tener un planeta o un futuro.
La forma de vida actual no es sostenible y se derrumbará. La única pregunta real es: ¿qué quedará del mundo después del colapso y qué tan mal van a ser las cosas para los humanos y los no humanos después. Parece evidente que debemos hacer todo lo posible para asegurarnos de que, gran parte del mundo real, físico, permanezca intacto hasta el colapso del sistema actual, y que los humanos y los no humanos estén lo más preparados posible para este colapso.
La salud de las economías locales es más importantes que la salud de la economía global.
Una economía global no se debe permitir hacer daño a las economías locales o las bases terrestres.
Las corporaciones no son seres vivos. Ellas, sin duda, no son seres humanos.Las corporaciones no existen en ningún sentido real. Son ficciones legales. Son sociedades con responsabilidades limitadas, son instituciones creadas explícitamente para separar a los seres humanos de los efectos de sus acciones, haciendo que, por definición, sean inhumanos y deshumanizados. En la medida en que deseamos vivir en un mundo humano y humanizado y, en definitiva, en la medida que queramos sobrevivir, estas sociedades con responsabilidad limitada deben ser eliminadas.
La salud de las comunidades humanas y no humanas es más importantes que las ganancias de las corporaciones.
Sostenemos junto a la Declaración de Independencia de los Estados Unidos:”que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos fines [La Vida, La Libertad y La Búsqueda de la Felicidad], es el Derecho del Pueblo alterarla o abolirla. . . . “.
Además, sostenemos como evidente que sería más preciso decir que no es el Derecho del Pueblo, ni siquiera su responsabilidad, sino algo más parecido a la respiración, algo que si fallamos en hacer nos llevará a morirnos.
Si nosotros, como Pueblo no llegamos a liberar a nuestras comunidades de estas instituciones destructivas, estas instituciones van a destruir a nuestras comunidades. Y si en nuestras comunidades no podemos proporcionar formas significativas y no destructivas para que las personas obtengan alimentos, ropa y refugio, entonces debemos reconocer que no se trata sólo de estas instituciones destructivas en específico, sino que todo el sistema económico está empujando al mundo natural más allá de los puntos de ruptura. El capitalismo está acabando con el planeta. La civilización industrial está acabando con el planeta.
Una vez que hemos reconocido la capacidad destructiva del capitalismo y de la civilización industrial, los cuales se basan en la sistemática conversión de un planeta vivo en productos muertos- No tenemos otra opción, a menos que queramos firmar nuestra propia sentencia de muerte y la de nuestros hijos, que luchar porque valemos la pena y de todas las maneras posibles para cambiarlo.

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