El olvido que seremos
Héctor Abad Faciolince
Bogota: Planeta, 2009, 274 p. 20ª edición.
Por Juan Pablo Plata
Elogiado por grandes figuras como el peruano Mario Vargas Llosa y los españoles Rosa Montero, Fernando Savater y Enrique Vila-Matas, este libro híbrido entre ficción y no ficción, entre novela y memorias, no cae en la hagiografía ni en la mejora de la historia del padre, antes bien, con llaneza en el lenguaje, sin dejar de ser poético, la voz narrativa y el autor nos cuentan su historia mínima con pequeños brotes emotivos que permiten ver los defectos y virtudes de los otros, esto es, del médico y profesor universitario Héctor Abad Gómez (autor de Manual de tolerancia), caído de manera violenta por manos de los paramilitares el 25 de agosto de 1987.
Es una historia que ha probado ser a su antojo la historia colombiana condensada en una familia y en la vida del progenitor del columnista y asesor editorial del diario El Espectador, el señor Héctor Abad Faciolince. La historia también ha llegado a ser universal como lo prueba su edición en muchas lenguas y la acogida crítica, además de la premiación por sus méritos artísticos y contenido humanista, como ocurrió recientemente con el Premio Casa de América Latina en Portugal de 2010. Así pues, la consigna de León Tolstoi de “pinta tu aldea y pintarás el mundo” es efectiva. Hermanos del libro son La flor de la esperanza (remembranza de una madre, Gloria Lara, secuestrada y asesinada por un incipiente y oscuro grupo de izquierda) de Luz Echeverri y Lara (sobre el asesinato del combativo Ministro de Justicia huilense, Rodrigo Lara Bonilla, asesinado por grupos del narcotráfico) de Nahum Montt (Alfaguara).
Habría que decir sin afectaciones: El olvido que seremos es el repaso por la vida de una familia de clase media, pero sobre todo, de la vida de un hombre que fue asesinando, como muchos más, por vivir por nobles ideales como la realización práctica de los Derechos Humanos, la masificación de buenas condiciones sanitarias y por ende la salud y la igualdad y por desvivirse por terceros; por hablar por los que no tienen voz y pedir mejores condiciones de salubridad y justicia social, en vez de perseguir una vida llana, voluptuosa, sin protestas ni tomas de partido por nada. Es la vida de un hombre contradictorio, de ideas de izquierda que vivía, tal vez, sin saberlo, bajo un accionar utilitarista en el mejor sentido la palabra otorgado por Jeremy Bentham: repartiendo la mayor cantidad de felicidad entre la mayor cantidad de personas posibles. Pasan por la historia: un arzobispo, una monja, el expresiente Álvaro Uribe Vélez, la Medellín de las décadas comprendidas entre 1960 y 1980; una hija y hermana, Marta Cecilia Abad, quien murió de cáncer y es también rescatada de la preterición causada por el tiempo, junto a unos poemas hasta ahora inéditos de Jorges Luis Borges, de donde sale el título del libro que nos atañe.
Un libro con una clara invitación a ganarle las múltiples batallas al olvido de nuestra historia local para así ganarle la guerra a la guerra y de verdad tener paz y mucha tolerancia. Hace rato no decían tanto las palabras
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