Apostillas sobre el CD interactivo Diez años de la Revista de Literatura Mexicana Contemporánea (RLMC). 1995 – 2005. Revistas 1-25.
(RLMC es publicada y edita por el Departamento
de Lengua y Lingüística de The University of Texas at El Paso (E.U.), y
Ediciones y Gráficos Eón S.A. de C.V. (México)
Por Juan Pablo
Plata.
La recepción de la Revista de Literatura
Mexicana Contemporánea (RLCM de ahora en adelante en este texto y No. frente al
número respectivo sobre el que se alude) por parte la comunidad literaria y un
poco de su espectro de influencia e historia son los temas que se tratarán a continuación. Nuestro punto de referencia
es la antología digital en CD hecha con motivo de los diez años de existencia
de la revista. Formato adecuado con el ritmo de los tiempos y los avances tecnológicos
para hacer un sucinto pero merecido reconocimiento del uso práctico del
magazine impreso durante los dos lustros que abarca la recopilación.
Para comenzar, hay que mencionar que la
publicación está ligada de manera invariable con el Congreso de Literatura Mexicana
Contemporánea celebrado desde 1996 en el campus de la Universidad de Texas en
El Paso, del cual ya se han llevado a cabo dieciocho versiones. En el segundo número de la revista está
disponible la presentación por parte de Richard Ford del primer congreso como
la derivación y complemento necesario que debía tener la publicación. Los pioneros en la gestación de la revista y
el congreso fueron Alberto Blanco, Samuel Schmidt, Saúl Ibargoyen y los
directores vigentes.
En la actualidad el congreso y la revista
han comenzado a presentar un fenómeno- Según palabras de Luis Arturo Ramos, uno
de sus directores- en que los estudiantes de los primeros asistentes y autores
publicados en la revista, es decir, sus nietos académicos, publican en RLMC y
asisten ahora a oír y a leer ponencias en un evento que ensancha cada vez más
su espectro temático y de autores dentro de las letras mexicanas y entre los
interesados que atienden de diversas academias provenientes de los diferentes
continentes.
La revista comenzó a ser editada en el
otoño 1995 y continúa hasta la fecha en que esto se escribe, en el segundo
semestre de 2013. Ahora, esta primera
revista, hecha en 1995 no se puede considerar como un número de prueba, pues ya
desde entonces se desplegaba su línea editorial recia y abarcadora entre sus
páginas con ensayos como El nuevo cuento
mexicano: señas de identidad, por Alfredo Pavón, en él se hace arqueo de la producción de
ficciones cortas entre 1960-1995 y un inventario de autores y cuentos, comentando la variedad de registros disponibles que encuentran el denominador
común en lo tradicional, que no costumbrista, (Alfonso Reyes, José Martínez
Sotomayor, Rosario Castellanos y Elena Garro) como un ejemplo a secundar, pero también
la innovación en el relato como un
incentivo (Como lo hicieron los miembros del Movimiento de la Onda y María
Luisa Puga, Margo Glantz, José Agustín y otros más.) Pavón señala también la
prolongación y la quiebra con temas y estructuras narrativas de los más
coetáneos, en cuentos cuyos temas pasan por la parodia, la crítica social, además
de variantes regionales e idiomáticas dentro del país.
En Son
vacas, somos puercos, contenido también del primer número, Mario Muñoz
comenta la bibliografía existente para entonces de Carme Boullosa y expone la
eclosión masiva y decisiva de la escritura por parte de las mujeres en la
década de 1980, sin dejar de decir que antes hubo ya literatura de esta
extracción, pero rubrica que la consolidación se dio en esa década (Con Ana
Clavel, Guadalupe Loaeza, Ángeles Mastretta, entre otras, además de Laura
Esquivel, autora de la emblemática novela Como
agua para chocolate y la particular recreación histórica en Malinche, en su más reciente obra de
ficción que data de 2006). Así las cosas, vemos que en un ensayo orientado
hacia fines precisos, el lector de entonces y de ahora puede inferir y rebatir
incertidumbres o crear nuevas sobre la escritura mexicana femenina u otros
temas secundarios dentro de los textos entre los que sea ha hecho un análisis
imparcial de las letras mexicanas desde una postura e intervención exclusiva,
porque esa mínima distancia geográfica desde la que RLMC tiene su centro de
operaciones en El Paso, Texas, es una de sus virtudes, pues le ha permitido ver
la literatura de la nación al sur de los Estados Unidos sin mengua con la busca
de la verdad, el compromiso intelectual y humanista, sin tener por esto mismo
sesgos o privilegios con cenáculos, regiones, ideologías, movimientos literarios,
cuerdas editoriales o institucionales como banderas para entender y leer una
sociedad como la mexicana y latinoamericana por extensión. Decíamos arriba que
se da un análisis crítico de las publicaciones literarias en los diversos
géneros que estudia la RLMC entre lapsos bimestrales como lo es la periodicidad
regular de la revista, además de otros
lapsos según la conveniencia y la necesidad de cada estudio por parte de los
académicos. Este examen de textos pasa con el tiempo a ser el insumo de una
análisis sintético y diacrónico de lo ya dicho antes, es decir, de revaluación
y resumen de lo antes consignado en las páginas de RLMC. Así pues, la revista
dialoga con sí misma, pues los autores que aparecen en sus páginas reflexionan
sobre textos pasados y algunos regresan a publicar en sus páginas con cierta
asiduidad como el caso de Federico Patán, Tita Valencia, Concepción Bados Ciria
o Miguel G. Rodríguez Lozano, por citar tres ejemplos entre los más asiduos y
prolíficos colaboradores. Es RLMC una revista con la que libros, académicos y
otros magazines seriados departen en pos de una meta común, esto es, ejerciendo
universitas, siempre con sed de conocimiento.
En un texto de la Revista de Literatura Mexicana
(Vol. 7. No. 1. 1996. p. 258 - 260) Jesús Gómez Morán -Filólogo de la Universidad
Nacional Autónoma de México, a la que pertenece la revista- celebraba el
surgimiento de la RLCM en los siguientes términos: “Como el hoyo del remolino o el ojo del
huracán, las actitudes centralistas generan un movimiento que se reproduce
inexorable, dirección obsesiva que dentro de la idiosincrasia mexicana da la
impresión de estar indagando, o más bien revolviendo el perímetro del ombligo
en busca de la luz del origen, el punto donde se perdió la unidad primigenia.
Querer sesgar su dinámica representa una tarea harto difícil y delicada. Por
ello, cuando encontramos una tentativa o incluso un logro concreto que la
desvirtúe, más que de alegría, la actitud que debiésemos asumir es la de
respaldar y difundir tal empresa.”
A manera de glosa de las
frases de bienvenida de Morán a RLMC que ya rondan diecisiete años, decimos
ahora que la RLMC ha contribuido a un apertura de la atención de la crítica y la lectura que se
hace de la literatura mexicana, pues ha exhibido sucesos, obras y personajes
fuera del centro del poder y la cultura dictada desde la capital: México D.F.
Difícilmente en otra
publicación alguien podrá encontrar iluminados tantos autores, libros y
académicos incluso de otros idiomas y latitudes como en RLMC. Una revista que ha dado voz a temas y voces deslindadas
del centralismo y de lo predecible que se cubre en los medios de comunicación.
Porque la literatura mexicana es Rulfo, Paz, Sabines, Arreola, Fuentes,
Bellatin, pero es también mucho más.
Aquí van un par de menciones
sobre este saludable fenómeno:
Ricardo
Aguilar Melantzón maestro y amigo (No.
24), quien es autor de la novela Madreselvas
en flor, además de un académico muy querido y forjado entre El Paso y
Ciudad Juárez; el veracruzano Rafael Antuñez (La isla de madera o la reescritura del diluvio No. 7), quien no se
debe confundir con su homónimo, el poeta Rafael Antuñez Arce de Córdoba,
España; Memoria de las estaciones: José
Carlos Becerra, en la revista No. 8 es un texto reivindicador del escritor
colombiano Armando Romero sobre el poeta tabasqueño; Enrique Mijares Verdín (No. 12), sobre quien María Rosa Fiscal
reflexiona acerca de las cualidades ensayísticas presentes en sus obras de
teatro. Mijares, cabe recordarlo, fue el conferencista estrella del XVII Congreso de Literatura de 2012, con El teatro posdramático y las estructuras
hipertextuales en la dramaturgia de la frontera norte de México.
En fin, son una lista inmensa de personas y
publicaciones a las que la revista ha dado y dará cabida en el futuro: a todos
los que traten con su tema –las letras mexicanas- sin exclusiones.
Ahora bien, la inconmensurable producción
editorial y académica de una país bien merece ser leída e inquirida por una
revista fuera de los lindes de lo que en términos territoriales se conoce como
los Estados Unidos Mexicanos. Pero si preguntamos dónde acaba uno u otro país,
tenemos que una nación ni su cultura se agota en la historia nacional ni en las
tradiciones culinarias o en los colores de un pabellón nacional y un escudo, sino que todo ello y la
idiosincrasia del ser mexicano se extienden a una forma de la condición humana
que es plural y semejante a otros caracteres, pero que no se puede reducir en estereotipos
ni en cuestiones étnicas o limitar por marcas en mapas, sino que hay que buscar el combate inteligente
contra esto, pues el ser mexicano y el ser literario mexicano ha sido rastreado
por la RLMC en la vastedad del tiempo de su existencia con el ánimo de no dar
por sentadas las certezas más antiguas ni las más recientes. Por ejemplo, la
revista ha tratado sin merma de interés la literatura y los autores chicanos,
por encontrarlos como parte de México, así no suene esto del todo bien en
ciertos círculos de estudios socioculturales y que no decir ya de los
literarios. Sirvan de muestra los ensayos: `Mechicanos´
al borde del camino en el valiente nuevo mundo de Carlos Monsiváis, de la
distinguida Linda Egan (No. 3); Cuando
'tan lejos de Dios' se dice en inglés de Tita Valencia (No. 4), manifiesta sin empacho alguno una
elaboración discursiva sobre la novela So
far from god de Ana Castillo, escrita además en inglés, pero que trata de
manera diametral y nada tangencial lo mexicano por medio de la saga de una
viuda y sus dos hijas chicanas, en medio de una trama con tintes o raíces
indigenistas y personajes un tanto predecibles como una curandera y una activista
radical universitaria.
Ahora, hay mucho más en el perfil editorial
de RLMC además del pensamiento crítico y el juicio de autores y obras, como
dice uno de sus lemas: ´´Su objetivo esencial es coadyuvar en la promoción, la
difusión y estudió analítico de la literatura mexicana producida a partir de
1968´´.
Ese mucho más ha estado en la incorporación
en la sección Tianguis de juiciosas entrevistas a Sergio Pitol, Daniel Sada, Ángeles
Mastretta, Elena Poniatowska, Alberto Chimal, David Huerta, Rosamaría Roffiel,
Alberto Forcada, Cristina Rivera Garza, Eduardo Lizalde y textos de narrativa de ficción y poesía en
veinticuatro de sus veinticinco números hasta 2005 en la representativa sección
La Tribu de la Casa. En la sección Tianguis también se encuentran, de vez en
cuando, ensayos o textos de no ficción
sobre el arte literario u otros asuntos culturales, pero de mayor extensión a
los que se condensan en la primera sección de la revista denominada Hecho en
México, en que también se revisa el acontecer editorial con algunas
subsecciones dedicadas, con profusión, a veces, a estudios monográficos de
autor o temáticos como con Juan José Arreola en Vol. 9 No. 18. Enero – Marzo de
2003. En otros volúmenes y números se forman por azar o arreglo de los
editores, varias páginas contiguas alrededor de un solo tema como la política,
la literatura del norte o la novela histórica, pero todo esto depende de las
colaboraciones que hayan recibido los editores y lo que estos hayan escogido
con su buen juicio y el apoyo del consejo editorial.
La fecha de 1968 no es una camisa de
fuerza, sino una guía del énfasis que no la totalidad del contenido de la
revista. En 1968 ocurrió a la par el germen del movimiento de contracultura en
el hemisferio occidental y la desafortunada Masacre de Tlatelolco. La fecha y
el nombre de la revista son unas señales sobre el contenido de la revista pero
no quiere decir esto que no se encuentren en textos alusiones sobre un periodo
previo (Sea este muy posterior como el prehispánico, decimonónico, la
insoslayable Revolución Mexicana, o etapas tan inmediatas a una o varias
décadas atrás) o que la palabra mexicana evite que haya prosa y ensayos sobre
los diversos intercambios e influencias recibidas y generadas por la literatura
mexicana en su época moderna, para seguir con el desglose y justa
interpretación del título de la publicación. Textos de este talante son Confesiones de Álvaro Mutis a Elena
Poniatowska, por Eduardo Guizar (No. 22) ; Jorge Luis Borges y Alfonso Reyes, por Amelia Barili (No. 24) ; El pensamiento de Carl Gustav Jung en algunas
obras de Ignacio Solares, por Rosa
María Farfán (No. 19); y Juan García
Ponce y Robert Musil: las afinidades de elección, por Gerardo Álvarez (No. 24), un texto en que se traza una conexión
inédita entre uno de los amanuense más leídos y célebres de la denominada Generación de la Ruptura y
el autor de la novela Un hombre si
atributos.
La revista también ha tenido la sección de Bibliografía
Anotada, elaborada a veces por los dos reconocidos directores de la revista
Fernando García Nuñez y Luis Arturo Ramos y por otros académicos como Jacobo
Sefaní, Ana Lucia Trevisani, Gabriela de Beer, Miguel Ángel Zapata, Concepción
Bardo Ciria, Silvia Aguilar, Minerva Margarita Villareal, entre otros. Esta coda
de la revista es una más concisa reseña de varias publicaciones literarias y
teórico-críticas, sin menoscabo de la calidad, pero en este caso en manos de un
solo autor.
Finalmente, un rasgo más de la faz de
esta compilación de diez años de RLMC ha estado en la inclusión en el disco de
los dossiers de textos críticos elaborados con exclusividad por profesores y
estudiantes de cinco universidades: RLMC Vol. 9. No. 19. Abril – Junio 2003,
por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla; Vol. 9. No. 21. Octubre –
diciembre 2003, por la Universidad Michoacana San Nicolás de Hidalgo; Vol. 10.
No. 22. Enero – Abril 2004, por la Universidad Autónoma del Estado de México;
Vol. 10. No. 23. Mayo – Agosto 2004, por la Universidad Autónoma de Chihuahua y
Vol. 10. No. 24. Septiembre – Diciembre 2004, por el Tecnológico de Monterrey.
Entre los fines de agrupar este esfuerzo
de 10 años en un disco compacto estuvo el de poner a mano de estudiosos e
interesados de a pie el acervo crítico y creativo de RLMC, porque si en muchas
ocasiones se dice que la crítica literaria permanece adocenada y perdida entre
anaqueles, esta no ha sido la suerte de la publicación hecha por el
departamento de lingüística y español de
la Universidad de Texas en El Paso (UTEP) y editorial EON, con el oficio de los
diversos miembros de un consejo editorial adjunto y otro temporal que es
integrado por alumnos del programa de Español y Lingüística y por estudiantes
del programa de Creación Literaria de UTEP.
RLMC es una revista indexada, es decir,
puesta en los catálogos y disponible para su consulta en The Modern Humanities
Research Association(MLA), DIALNET y Hispanic
American Periodicals Index (HAPI), entre otros.
Antes de pasar a revisar la influencia y
algunos casos de textos emblemáticos que vieron su luz en RLMC, convine que
hagamos una somera descripción de este disco compilatorio en cuanto a sus
cualidades tecnológicas y la disposición en su interface del contenido que
hemos venido describiendo. Para comenzar, hay que celebrar su usabilidad abierta
a la compatibilidad con computadores y sistemas operativos de las marcas
Windows y Apple. Una vez insertado el CD en un computador, este solo requiere
la instalación del programa Shockwave Flash por el que corre su plataforma.
Este programa viene integrado en el CD y es fácil de activar para poder acceder
al menú principal, por medio de la carpeta y los íconos llamados Install Flash
y menu.swf, respectivamente. Una vez en la plataforma el menú principal ofrece,
con botones y enlaces, las muchas formas de acceder e indagar el contenido. La
revista puede ser vista en su totalidad en sus números completos con todo el
índice de cada edición, tal cual salió en el numero impreso. Se puede buscar
por autores de los textos críticos o bien por los autores sobre los que estos
textos tratan, además de una subdivisión en menús por temas, generos literarios
y secciones de las revistas. Cada texto va escaneado con ORC (Optical Reconigtion
Character) lo que permite búsquedas
internas dentro de los documentos. Lo único que se echa de menos en el disco es
que se puedan hacer búsquedas masivas con palabras clave entre todos los
números de la revista. En la actualidad ya se prepara un proyecto para recopilar
los números hechos con posteridad a 2005.
Ahora sí, para entrar en materia en
cuanto a la repercusión y lecturabilidad de la revista, hay que reconocer que
RLMC es y ha sido leída y muchos de sus textos han tomado el porte de canónicos
y que son reiteradas veces citados en
otras revistas y libros. La RLMC es un recurso que todos los investigadores e
interesados en la literatura mexicana no pueden evadir para formarse una imagen
más o menos completa de su infatigable figura proteica.
En el ensayo de Alberto Julián Pérez, José Emilio Pacheco: una poética para el fin
de siglo, No. 7, el poeta tratado es
equiparado con el peruano Germán Belli y el chileno Nicanor Parra, en la media
en que él y ellos regeneraron los temas y las formas acartonadas de la poesía,
al introducir el humor, lo metaliterario y lo cotidiano como temas que permiten
profundidad metafísica y humana. Este ensayo se ha convertido con el paso del
tiempo en un texto inevitable a la hora de hablar y estudiar a Pacheco por su
perspectiva original. El texto sale en muchas páginas como en José Emilio Pacheco: Perspectivas, editado
por Pol Popovic Karic y Fidel Chávez Pérez (Ed. XXI); en La poesía en la literatura española y latinoamericana de Garcilaso de
la Vega a José Emilio Pacheco, en Pliegos de Ensayo, Volumen 198, escrito
por Daniel Torres, desde la Universidad de California; en Contraelegía, del Volumen 42
de la Biblioteca de América, editado por la Universidad de Salamanca, en
que se recopila la obra del chilango hasta 2009.
Un autor como Oscar de la Borbolla
aparece registrado en el No. 3 de Septiembre de 1996 en un reseña que le hace a
su libro El amor es de clases el escritor Marco Tulio Aguilera Garramuño.
Ese libro lleva el cuento El paraguas de
Wittgenstein, un clásico latinoamericano, siempre presente en antologías. Pero
lo significativo de la reseña es que reclama la atención para un autor que
recién hacía su aparición en la comunidad literaria y que hoy tiene ya un nicho
y lectores fieles. Todo gracias al potente parlante que son las publicaciones
críticas como RLMC y las mismas obras que por su calidad llegan al voz a voz
que es el mejor de los medios.
La RLMC aparece un centenar de veces
citada en el Diccionario de escritores
mexicanos, siglo XX. Desde las generaciones del Ateneo y
novelistas de la Revolución hasta nuestros días. Volumen editado por Aurora
M. Ocampo para la Universidad Nacional Autónoma de México en 2007. Otras tantas
menciones ha tenido John Kirius y su ensayo Enrique
Krauze: Textos heréticos en el número (No.2). Editor por lo demás de la selección El ensayo hispanoamericano del siglo XX ,
para el Fondo de Cultura Económica en 1981.
En resumen, tenemos una revista generosa
y de puertas abiertas a académicos principiantes o consagrados, pero siempre
rigurosos, que quieran probar su suerte enviando sus colaboraciones.
Como se ve en estas breves apostillas, la
revista ha servido para la elaboración de otro tipo de textos académicos
descentralizados del D. F. y sobre otros ámbitos editoriales. Muchos son los
que usan la RLMC como una publicación vigorosa, proba, que presenta la variedad
de opiniones disponibles entre las colaboraciones que recibe, sin tomar partido
por el juicio favorable o contrario que haya recibido un libro en estos mismos
textos. Lo que cuenta en últimas es la valía propia del texto que revisa otros
textos literarios o que en muchas ocasiones hace crítica sobre la crítica. La
RLMC ha sido hasta ahora una apuesta por la descongestión intelectual y el
desconcierto en pos de un nuevo orden en el estudio de la literatura mexicana. ¡Adelante!
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