Lo mejor está por venir en revista Cuadrivio
Por Juan Pablo Plata
Texto de presentación de la antología El corazón habitado. Últimos cuentos de amor en Colombia (Cádiz, Algaida, 2010) en la XXIII Feria Internacional del Libro de Bogotá.
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A Johann Rodríguez-Bravo y a la desaparecida revista La Movida Literaria.
Juan Pablo Plata
«Cualquier librería latinoamericana está desbordada de publicaciones españolas. En cambio, son poquísimas las librerías españolas con libros editados en Latinoamérica. Según datos del Centro Regional para el Fomento del libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc), Europa es el mayor exportador de libros con el 54,8% del mercado mundial; Latinoamérica lo hace solo con el 2,9%, e importa de un solo país, España, libros por un valor parecido al que este país importa de todo el mundo, incluida Latinoamérica. Los editores latinoamericanos saben de la falta de apoyo de sus gobiernos. Los editores españoles, por el contrario, cuentan con fondos y recursos gubernamentales para promover ediciones privadas. Quizá la solución empieza entre los mismos actores del libro: lectores y escritores. Pero uno de los problemas es que el lector latinoamericano, a veces, menosprecia a las ediciones locales frente a las españolas, no solo por la calidad de impresión, sino porque supone que el autor latinoamericano publicado en España es superior a uno publicado en su país, más todavía si ese autor recibió un premio español.»
Lo anterior es tomado de la columna Lector ciego, escritor dormido, del escritor Leonardo Valencia (autor de Bogotá 39) en mayo de 2010 en el diario El Universo de Ecuador.
1) La cita sirve para celebrar con todavía mayor entusiasmo la antología que hoy se presenta, por las oportunidades de comunicación y reciprocidad que abre para escritores y lectores a ambos lados del Atlántico y también sirve para poner de manifiesto una vez más el desigual intercambio cultural y comercial en lo editorial en el mercado hispanoamericano y las altas posibilidades de éste para ser remediado con antologías, mejores políticas de distribución y edición, ebooks y dispositivos, y movidas más agresivas e innovadoras en gestión cultural.
2) Una anécdota escondida para ustedes puede explicar en gran medida la escogencia hecha en la antología: en algún momento entre 2009 y 2010 el escritor colombiano John J. Junieles, incluido en la antología, sugirió al antólogo José Manuel García Gil hacer la selección con un criterio adicional: excluir en lo posible ficciones con asuntos como el narcotráfico y la violencia e incluir en cambio narraciones acerca de las relaciones humanas y el amor. La sugerencia penetró el proyecto del libro hasta llegar al título y hoy tenemos un compilación temática de veintiséis autores, con un barrido de las generaciones nacidas entre 1962-1982. Con ese mismo criterio de exclusión de la sicaresca y lo narco hice en 2008Señales de ruta, una antología de cuento colombiano, publicada por Arango Editores.
3) Si algo pueden delatar la antología y los autores seleccionados, es la sombra desdibujada de un patriarca querido, llamado por todos con excesiva familiaridad como Gabo. Por otra parte, me adhiero a unas declaraciones de prensa del antólogo, quien anuncia al lector del «rigor del cuento bien escrito por autores que abordan el género con la suficiencia necesaria y con un proceso creativo expuesto a las influencias más diversas.» A esto yo le agregaría la condición sana de los autores y las creaciones seleccionadas frente a una suerte de provincianismo o ansias de llevar en la literatura el sabor nacional a toda costa. Por ejemplo, muchas narraciones no ocurren en Colombia y sus temas son ajenos a cualquier realidad política o geográfica totalizante o precisa. No sufren pues los autores del síndrome de Falcón definido por el ecuatoriano Leonardo Valencia, es decir, que por más colombianas que sean, las narraciones no llevan por obligación realismo mágico, El Poporo Quimbaya y Juan Valdez desintegrados en letras de molde; violencia, narcotráfico, un sombrero vueltiao o aguadeño o la esencia nacional y/o latinoamericana, requeridas y esperadas en nosotros en décadas pasadas por lectores, agentes y editores en otras latitudes. Aplaudo la inclusión de autores cercanos en el trato como Andrés Mauricio Muñoz, Sebastián Pineda y Carlos Fernández y de otros desconocidos del todo para mí como Marta Orrantia, Federico Escobar y los cartageneros Víctor Menco y Rodolfo Lara, a quienes me dispongo a seguirles la pista.
4) El corazón habitado. Últimos cuentos de amor en Colombia es un libro compuesto por las ficciones de los ciudadanos nacidos en un país con un conflicto armado activo que ha desplazado a más de tres millones de personas según un último balance de la agencia ACNUR; un país narco y violento, pero irreducible a esas categorías, donde muchas otras cosas ocurren y pueden ser contadas. Doy gracias al señor José Manuel García Gil y señores del Ayuntamiento de Cádiz y Editorial Algaida, Grupo Anaya por permitir a los lectores de español en el mundo conocer otras realidades e invenciones nacidas de un país estigmatizado como violento a la vez que encubierto bajo la sentencia mentirosa de:Colombia, el riesgo que te quieras quedar. Nada es como lo pintan.
5) Coda. El listado sabatino de cada ocho días de los libros más vendidos en Colombia del diario El Tiempo no corresponde con la verdad. El listado es amañado, porque no corresponde con las ventas reales, ni con el sentido del título o la frase «Los más vendidos», que corona un cuadro con un escalafón de diez casillas. Podría ser cierto, si dijera «Los libros más vendidos en la cadena de Librería nacional», en letra grande, es decir, en puntaje alto de procesador de palabras. El listado dicho, lleva abajo, en letra diminuta, el crédito de la fuente: la cadena de librerías. Lo peor, o parte del daño del listado, son las réplicas hechas de él en otros medios, en instituciones promotoras de lectura o del negocio de los libros y en agencias de prensa internacionales. En casi todos aparece sin la explicación de la fuente y entonces el listado es tomado como los libros más vendidos en Colombia en vez de los libros más vendidos en la cadena.
Refiero esto como una mínima prueba (porque habría otras) de cómo el canon de la literatura colombiana está dictado por las mafias editoriales, revistas, conglomerados y agentes literarios, entre otros, pero a veces aparecen esperanzas como una antología de cuento colombiano editada en España o una editorial independiente ajena a los traficantes de la nada, como Icono Editorial y Babel Libros, por citar dos ejemplos. El corazón habitadoincordia y alegra ya a excluidos, escritores y lectores y a la mafia dicha. Con todo, podemos estar seguros de cómo lo mejor está por venir en la literatura colombiana, si no, lean la antología.
[*] Texto leído en la XXIII Feria Internacional del Libro de Bogotá en la presentación de la antología El corazón habitado. Últimos cuentos de amor en Colombia.
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